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Pensamientos de Lunes


En una entrevista con Brooklyn Magazine, en donde habla más que nada sobre el 25 aniversario de su cervecería, Garret Oliver, al responder una pregunta sobre la polémica "craft vs crafty", dice lo siguiente:
“Mi enfoque es un tanto filosófico. ¿Estoy molesto? Sí. Es muy molesto ver a gente que no es vos caminando, vestidos como vos y afirmando ser vos y, essencialmente, usando las ventajas que tienen para intentar y lograr que la gente piense 'cerveza es cerveza, es todo lo mismo,' etc. Lo que le digo a la gente es, agarren las grandes cerveceras, y alguien, alguien en el salón en donde estoy, a veces cientos de personas, ¿pueden nombrar al maestro cervecero? ¿Alguien tiene un nombre? No, no hay ningún nombre. No hay ningún nombre. No hay nada más que dinero. Y el dinero mueve, y este líquido se mueve alrededor del mundo. y no hay nada más que dinero. Si querés entender de qué se trata, se trata de dinero. Y en nuestro caso, se trata de algo más.”
Dejemos de lado el tema "craft vs. crafty", porque a esta altura del partido ya todos deberían tener en claro de qué se trata. Hay dos cosas en esa respuesta que me llamaron la atención. La primera es eso de ser capaz de nombrar al maestro cervecero, como si fuese algo importante. ¡Ni ahí!

Tal como ya lo expliqué, la figura del maestro cervecero como una herramienta de marketing nació para de algún modo compensar la falta de terruño de la cerveza, pero quizás me equivoqué. Creo que compensa por otra cosa que le falta a las cervecerías micro y artesanales, en particular aquellas de países sin demasiada tradición o aquellas buscan distanciarse de la tradición prevalente en sus mercados: herencia.

Esto no quiere ser una crítica, de ningún modo es una insuficiencia o desventaja, es un hecho. Si se fijan en las cervecerías artesanales más grandes y/o reconocidas en estos días, incluso aquellas que ya llevan varias décadas, van a ver que estas empresas siguen estando a cargo de las mismas personas que las fundaron. No ha habido una posta generacional que pueda crear una herencia. Entonces, la cara del maestro cerveceros, que a menudo es uno de los fundadores, reemplaza esto. Es buen marketing, le da a la empresa un rostro más humano. Es un tipo de marketing que me gusta, ya que la persona que conoce la cerveza mejor que nadie va a poder relacionarse con los consumidores mejor que un vocero, pero sigue siendo marketing, en el fondo, no muy diferente a tener una antigua fecha impresa en una etiqueta; y es algo que no aporta ningún valor a la cerveza en sí, el otro día la pasé genial con Václav Berka, pero la experiencia no afectó en ningún modo mi opinión sobre la cerveza o la cervecería.

Pero lo que me molesta sobre la respuesta de Oliver es que implica que ser capaz de nombrar y reconocer al maestro cervecero hace que la cervecería sea mejor, más digna de respeto. ¡Cuánta huevada junta! Tomemos por ejemplo a Polička, Schneider, St. Bernardus y Samuel Smith. Casi nadie conoce el nombre de sus maestros cerveceros, y le importa todavía a menos gente. Esas cervecerías tienen herencia, tienen una continuidad (aunque interrumpida en el caso checo) y por ende, el consumidor no tiene la necesidad de saber quién está a cargo de la producción, cree que las cervezas van a ser buenas porque confían en la empresa que las hace.

Lo cual me trae a la razón por la cual Oliver la pifia tanto. El maestro cervecero es una de las personas más importantes en una cervecería, sino la más, de eso no hay duda, pero no es irreemplazable. Si Garret Oliver mañana decidiese jubilarse, no hay ningún motivo técnico por el cual esto debería afectar la calidad de las cervezas; todo lo que la empresa necesitaría sería alguien lo suficientemente familiarizado con las recetas y los equipos, con lo cual, estimo, que ya cuentan.

En conclusión, saber el nombre del maestro cervecero de una cervecería dada no siginifica un absoluto carajo en lo que respecta a la calidad de la cerveza y cervecería. Esto nos deja con la segunda cosa: el dinero.

Esta es quizás la parte del discurso artesanáfilo que más me fastidia. Esa creencia, basada en mentiras e hipocresía, de que los cerveceros artesanales no son comerciales, que hacer plata no es la razón por la cual tienen una fábrica de cerveza.

Más allá de los motivos que llevaron a alquien a montar una empresa productora de cerveza, la verdad es que cualquiera que hace algo para ganarse la vida lo hace por plata. A lo mejor ama su trabajo, tiene pasión por él, o lo que sea, pero si no ganase lo suficiente con la producción/venta de cerveza, se vería forzados a hacer otra cosa. Si la verdadera motivación de alguien es el amor por la cerveza, entonces seguiría siendo elaborador casero, a lo sumo vendiendo su producción para poder financiar su pasatiempo.

Por otro lado, esto es especialmente poco sincero viniendo de alguien cuyas cervezas tienen distribución nacional en su país y son exportadas a varios otros. Si hacer plata no es el principal motivo de esto, ¿entonces qué es? No es que haya algo malo en ello, por el contrario. Lo que no está bien es que alguien tan inteligente como Oliver crea necesario venir con estas huevadas. Sabe bien que una buena parte del público artesanáfilo está compuesta de gente que de algún modo ven al éxito y las riquezas legítimamente obtenidos luego de mucho trabajo como algo reprochable. La verdad que me cuesta entender a esa gente, son como los adolescentes fanáticos de bandas underground que luego de que el objeto de sus afectos empieza a tener un éxito más masivo, los acusan de haberse "vendido". Esto ya de por sí es bastante estúpido, pero es todavía peor cuando se trata de elaboradores. ¿Cómo puede alguien cuyo laburo es hacer cerveza o manejar una empresa elaboradora de cerveza venderse o "perder credibilidad"? ¿En serio son tan tarados que creen que alguien que hace algo "solo por plata" tiene de algún modo una menor estatura moral que alguien que sige un sueño?

El problema es que esta gente vive en tal nube de eruto de dry hopping que no son capaces de ver la realidad más básica - una empresa necesita un mínimo de facturación para al menos poder seguir funcionando, ni hablar de generar ganancias o crecer. Esto requiere de planeamiento, presupuestos, contabilidad, etc.; y cuanto más crece la empresa, más complejo todo esto se vuelve. Y es por ello que al fin y al cabo, lo que manda es la plata.

Pero quizás creen que montar una cervecería debería ser privilegio exclusivo de homebrewers idealistas y que los que lo hacen porque lo ven como un negocio con perspectivas o incluso para aprovechar una moda van a arruinar a la cerveza. Los motivos por los cuales alguien se decidió a elaborar cerveza comercialmente no nos deberían importar el más pequeño de los carajos. Sí, las historias de sueños cumplidos y el sacrificio que ello conlleva son lindas y en ocasiones inspiridadoras, nadie lo niega. Pero a una cervecería se la debería juzgar por las cervezas que hace y no por los sueños e ideales de sus dueños. En lo que a mí respecta, si una cervecería es capaz de ofrecer el tipo de cerveza que yo quiero tomar, con mucho gusto le voy a dar mi dinero. Lo que los dueños hagan luego con ese dinero, no es asunto mío, ni debería serlo de nadie.

Pero más allá de todo esto, una buena cerveza es capaz de sostenerse y hablar por sí misma, no necesita la ayuda de egos, cultos a la personalidad o boludeces redundantas.

Na Zdraví!

Comentarios

  1. Yo no estoy de acuerdo con que el nombre del maestro cervecero no sea importante para el consumidor, por ejemplo a mí me gustan mucho las cervezas de Brooklyn, pero después de leer la entrevista del tal Garret, se me quitan las ganas de comprarle nada. además, no creo que a él le importe, total, no lo hace para ganar dinero.

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  2. No comparto para nada, me gusta la respuesta de Garret y obviamente no esta hablando de Schneider, St. Bernardus y Samuel Smith. Esta hablando de monstruos como por ejemplo Miller, Bud y otras tantas.. estas empresas si se mueven únicamente por dinero y no buscan nada mas con los productos que ofrecen.
    Obviamente Brooklyn también se mueven por dinero, pero ofrecen productos excelentes.
    Quienes somos nosotros para criticar a Garret Oliver???
    Creo que sacaste la nota de contexto y lo llevaste para el lado que quisiste, no veo nada malo que diga que los grandes monstruos se mueven únicamente por dinero?? Y sobretodo es incuestionable que una cervecería como Brooklyn mas allá del fin comercial, tenga los mismos valores que Miller o Budweiser...
    Saludos
    Cristián

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    Respuestas
    1. Brooklyn y otras grandes Craft yankis se mueven por dinero igual que las macros. Ya se viene hablando hace rato que algunas de las "macro" craft, esas que tienen distribución no solo nacional, sino internacional ya están empezando a adoptar algunos de los vicios de los ABIB, MC, etc. No sé si Brooklyn en particular se encuentra entre ellas, pero lo que más motiva a esa empresa a hacer lo que hace es generar ganancia. Punto. La calidad de los productos (que no tengo el agrado de conocer, pero sí tengo buenas referencias, aunque eso no deja de ser algo subjetivo) es parte de su estrategia comercial. Y es una estrategia comercial que los gigantes yankis han estado adoptando, y eso es lo que le molesta a Oliver y cía. Que las grandes empresas ahora les salieron a competir en calidad y les está yendo bastante bien con el consumidor promedio.

      Igual, como digo en el artículo, yo no veo absolutamente nada de malo que una empresa haga lo que haga solamente por dinero o por amor al arte. Es algo que sinceramente me tiene sin cuidado.

      PD: ¿Quiénes somos nosotros para criticar a Garret Oliver? Yo no puedo hablar por vos, pero yo soy alguien que piensa libremente. Hasta donde yo sé, a Garret Oliver nadio lo ha declarado infalibre. Es un empresario muy exitoso, un muy buen maestro cervecero, en buen escritor, pero no deja de ser una persona y como cualquier persona, no es inmune a decir huevadas o mentiras.

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  3. Pongámolo fácil, no hay prostitutas si no hay dinero. Me dirán que hay algunas que cojen mejor que otras, o que sus cuerpos son mejores que otros, que las hay mas caras o con raras preferencias o perfumadas o lo que sea... pero siempre habrá dinero...
    Victor

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    1. Fuera de tema, pero me hiciste acordar de lo que decía un amigo mío: "Putos somos todos, lo que faltan son capitalistas"...

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