Luego de terminar la visita a Únětický Pivovar mi plan original era tomarme el bondi a Praga y buscar algún lugar donde almorzar. El día se había puesto demasiado lindo parar ello, así que cambié de idea y decidí ir caminando hasta la vecina localidad de Roztoky siguiendo el románticamente llamado Tiché Údolí (Valle silencioso). Al principio de la caminata, cuando todavía estaba cruzando el pueblo, lamenté haberme olvidado mi reproductor de MP3, pero una vez que dejé las casas atrás y, siguiendo el arroyuelo, me adentré en el bosque, me di cuenta que esa distracción fue para mejor. De haber estado escuchando algo de mi música favorita, me hubiese perdido el cantar del agua y de los pájaros que, junto con mis pasos, eran los únicos sonidos que se podían oir. Una caminata verdaderamente hermosa, increíblemente pacífica y relajante. A pesar de llevar viviendo acá nueve años, me sigue sorprendiendo encontrarme con este tipo de lugares justo al lado de una gran ciudad o incluso dentro
Una exploración de la más divina de las bebidas