Este ha sido el año menos productivo del blog, por lejos. No lo estoy lamentando, ni mucho menos pidiendo disculpas al respecto. Tuve mucho laburo—por suerte, incluso si hubo momentos que se fueron un poco al carajo—y el libro, que no fue tarea fácil, pero que valió mucho la pena—estoy orgulloso de él y se está vendiendo bastante bien. El otro, quizás más importante, motivo por el cual he estado escribiendo tan poco es que tengo la sensación de que no me queda nada más para decir sobre la cerveza. Ya perdí la cuenta de cuantas entradas empecé a redactar, solo para abortarlas un par de oraciones más tarde porque vi que me estaba repitiendo—“¿otra vez esto? Qué mierda, voy a ver boludeces en Reddit”. De hecho, me parece que todo el discurso cervecero se está repitiendo a sí mismo (y puede que lo haya estado haciendo por un buen rato ya. Me cuesta entender, por ejemplo, cómo es que sigue habiendo tanta gente que se molesta cada vez que una empresa cervecera independiente es adquirida p...
Una exploración de la más divina de las bebidas