Ser un autor auto-publicado tiene una enorme desventaja, estás limitado a escribir durante tu tiempo libre. No importa que tanto te apasione tu proyecto, tarde o temprano va a tener que asumir un segundo plano frente al laburo que paga las cuentas (y, si tenés una familia y/o algo que pueda llamarse una vida social, también frente a eso). Es cierto que no tenes que cumplir con ningún plazo contractual, pero igual querés publicar tu trabajo, quizás porque querés empezar a trabajar en otro proyecto—tal como es mi caso—o simplemente por una cuestión de orgullo y ego (que también es mi caso). Cuando empecé a trabajar en la segunda edición de “La Guía Cervecera para Borrachines”, me impuse como plazo la segunda mitad de mayo. A la primera parte—las secciones de introducción—la escribí rápido y sin problemas, pero me encontré con una pared cuando estaba listo para empezar con los recorridos; primero, el tema de encontrar tiempo para hacer el “trabajo de campo” y después para escribir los
Una exploración de la más divina de las bebidas