Tal como sucedió el año pasado, la pasé muy bien el otro día con Knut Albert . Mientras disfrutábamos en Zlý Časy de varias de las 16 cervezas que estaban tirando hablamos de varias cosas, muchas de ellas relacionadas con la cerveza (seguro que los sorprendí con eso). Hubo un tema que me quedó dando vueltas por la cabeza. Quizás no es algo que concierne a mercados más desarrollados, pero sí a aquellos donde las micros recién están empezando a captar la atención del consumidor promedio. No quiero discutir acá las ventajas de pasteurizar y filtrar o no, ni tampoco lo de fermentar en botella, porque no fue éso de lo que hablamos con Knut. Fue algo, si se quiere, más cínico. Imagínense este escenario: Son amantes de la buena cerveza, "evangelizadores cerveceros", si se quiere, que quizás por cuestiones morales insisten en apoyar a las micros locales (en tanto éstas elaboren productos de calidad, claro). Están organizando una parrillada en casa, o un amigo lo está haciendo y le
Una exploración de la más divina de las bebidas