Estás en un pub (o un bar, o lo que sea, sabés a lo que me refiero). No estás solo, estás con grupo de gente. No estás ahí para una cata o ningún otro evento específicamente cervecero, estás ahí simplemente para pasar un rato con esa gente, y ese lugar fue elegida porque a todos les gustó lo suficiente, o algo por el estilo. Pedís una cerveza, no es la primera cerveza del día, quizás ni siquiera la primera cerveza de esa sesión; y es una cerveza que ya tomaste varias veces, pero que no tomás muy a menudo. No hay nada en esa cerveza que te genere más expectativas que las que te pueda generar cualquier otra cerveza que ya conozcas. La pediste solamente porque en ese cuándo y dónde te dieron ganas de algo por el estilo. Te traen la cerveza, le das las gracias a la persona que te la trajo asintiendo, y seguís con la charla que estabas teniendo, o escuchando lo que alguno de tus amigos estaba contando, o algo por el estilo. Cuando llega el momento (qué se yo, terminaste de decir lo q...
Una exploración de la más divina de las bebidas