No tardé mucho en dejar la ciudad atrás y para que el camino empiece a ir cuesta arriba hacia el castillo Střekov, el bonito suburbio de Brná y los bosques. A excepción de un par de secciones afortunadamente cortas, la cuesta no era demasiado empinada, era el tipo de gradiente que de a poco te chupa la energía, máxime cuando piedras, raíces y otros obstáculos menores te impiden mantener el ritmo del paso. Otro problema era que la senda no estaba del todo bien marcada en algunas partes y más de una vez perdí el camino y tuve que volver sobre mis pasos, hasta que en la localidad de Sebuzín no doblé cuando tenía y no me di cuenta sino recién después de haber caminado cuesta abajo más o menos un kilómetros. Después de considerar mis alternativas, le pedí a la aplicación Mapy.cz que me trace una ruta alternativa, que resultó ser un par de kilómetros más larga, pero con una subida más suave. La caminata fue tan difícil como esperaba, dado mi estado, y hubo momentos en los que dudé de la sen
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