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Al menos lo intentan

Mucha gente me ha dicho que en tiempos pasados las cervezas de Krušovice etaban consideradas entre las mejores de la Rep. Checa, comparables con las que entonces elaboraba Pilsner Urquell.

Las cosas empezaron a cambiar en los años 90, y para mal. Como casi todas las cervecerías del país (que no habían sido restituidas a sus dueños de la era pre-comunista), Krušovice fue privatizada y a partir de entonces su producción creció de una manera increíble, triplicando su volumen en apenas tres años. Para mediados de la década, y luego de algunas idas y venidas, la empresa alemana Binding Brauerei, a su vez parte del Radeberger Gruppe, a su vez parte de la multinacional Dr. Oetker (gente que de cerveza debe saber tanto como Budvar de Pizzas congeladas) became the majority shareholder. El resultado de todo esto, bueno, para cuando me vine acá en 2002 la antes admirada marca estaba considerada entre las peores, casi como Staropramen lo es hoy. Es más, se dice por ahí que los alemanes solían mezclar algo de su Radeberger Pils con Krušovice cuando necesitaban aumentar volumen, en fin.

En 2007, el gigante holandés Heineken se hizo cargo de la cervecería y convirtió a Krušovice en la marca insignia de su cartera checa, así que no les quedó otra alternativa que empezar a reparar la imagen.

El paso más significativo de este proceso ha sido sin duda el relanzamiento de Krušovice Světlý (výčepní) y Krušovice Imperial (ležák) como "Pořadná 10° y 12°" (10º y 12º - Balling - en serio). Esto no se trata solamente de un cambio de nombre, sino también de un interesante golpe retórico. Si hablamos de los productos de las macros (Heineken incluida), y no pocas regionales como Bernard o Primátor, lo que la gente comúnmente llama desítka (10) y dvanáctka (12) son en realidad výčepní o ležák, que son categorías legales que se definen según sendos rangos de graduación Balling, 8-10,99 para las primeras, 11-12,99 para las segundas. Esto es importante, porque muchas de esas cervezas suelen ser elaboradas con una graduación menor a lo que la gente cree o en algunos casos, como el de Gambrinus, se utiliza el sistema de High Gravity Brewing. Entonces, lo que Heineken está diciendo con esto es que ellos hacen cerveza como se debe (a pesar de que el discurso no menciona en ningún lado el tiempo de fermentación y maduración que cada una de las cervezas recibe).

Todo muy lindo, sí, pero para mí los más importante es la cerveza y si esta me gusta (o no) me importa poco y nada lo que diga la etiqueta y el resto de su marketing.

Había probado ya la 10º luego de su lanzamiento el año pasado  y no me había gustado demasiado. La 12º fue lanzada este año y apenas me crucé con una botella la compré para probarla tranquilo en casa (en la foto, acompañada por lo que pronto sería un pivní sýr)
Podría decir exactamente lo que dije entonces de la 10º "tiene muy lindo aspecto, lamentablemente, la cosa termina ahí. No es que sea fea, sino que carece de sabor y carácter".

Pero hay que ser justos, para poder realmente apreciar una desítka y una dvanáctka hay que tomarlas de barril. La botella nos puede dar una idea, pero es desde un půl litr bien tirado desde donde este tipo de cervezas se expresa mejor, para ello fui el otro día al que considero el mejor lugar en Praga para tomar Krušovice, Krušovická Pivnice Šalanda, en Nardoní.

La 10º mejora bastante, tiene una linda base maltosa y un suave, pero justo amargor, si la tuviesen en mi pueblo la tomaría con gusto. La 12º empieza bien, el primer trago me sorprendió por su sabor, muy redondo muy "Urquell", muy saboroso, pero para la mitad del vaso (o el segundo sorbo) se le acaban las pilas, es como si todo ese sabor y carácter estuviesen solamente en la espuma. Una lástima que se quede a medio camino.

Pero volviendo al tema marketinero. Una vez relanzadas ambas cervezas, Heineken salió a la calle a llevar a cabo el Referéndum Krušovice para intentar confirmar el nuevo slogan de las cervezas "Chutná jako tenkrát" ("Sabe como allá entonces"). La campaña consistió en un camioncito recorriendo diferentes localidades del país desde el se tiraban ambas cervezas y se les preguntaba a la gente si estas eran tan ricas como en el pasado.

El resultado creo que no sorprende a nadie, 97% de los "encuestados" dijo que sí, que las cervezas son tan ricas como hace 15-20 años. Más allá de que muchos de los que aparecen en el aviso publicitario no tienen pinta de tener la suficiente edad como para haber estado tomando cerveza (de cualquier marca) hace dos décadas (aunque...) o que no se sabe cuántos de los que probaron las relanzadas cervezas eran consumidores habituales de Krušovice allá por los buenos tiempos, ¿cuánta gente es realmente capaz de acordarse en detalle cómo era la cerveza que tomaban hace tanto tiempo?

Pero bueno, lo importante acá es que hay una multinacional que está intentando hacer al menos algo bien, o mejor que antes, el tiempo dirá si la campaña es exitosa o no. Y en lo personal, me gustaría que lo fuera. No porque le tenga algún tipo de simpatía a Heineken, sino porque si esto les sale bien podría llegar a significar que otras cerveceras empiecen a apostar un poco más en la calidad de sus productos, lo cual es positivo para todos.

Na Zdraví!

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