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Reseña de Vuelta a las Raíces: Loď Pivovar

Contrario a mi política de dejar nuevas cervecerías laguerizar por al menos seis meses antes de probar sus productos, fui al que por el momento es el brewpub más nuevo de Praga, Loď Pivovar. Varias personas que saben de cerveza insistieron en que debía visitarlo y el otro día, sin nada mejor que hacer, decidí que seguiría su consejo.

Abrió en febrero, pero les tomaría otro mes para tener sus propias cervezas (algo común últimamente en los brewpubs nuevos). Pero creo que la primera vez que oí hablar de esta cervecería fue en 2015; se suponía que abriría en el otoño de ese año, si mal no me acuerdo, pero desapareció del radar y llegué a pensar que era otro de esos proyectos que se comen una trompada de la realidad. No lo era. En algún momento del año pasado, se volvió a hablar del bote, que llegaría a Praga en el otoño, y después en diciembre… Por lo que me han dicho, se encontraron con algunas dificultades técnicas, aparentemente, algo que ver con el tratamiento del agua (como se pueden imaginar, botes y barcos no pueden tirar el agua de desecho al río y las cervecerías tienden a generar bastante).

El bote está amarrado en la margen derecha del Vltaba, no el la popular Náplavka, entre el Edificio Danzante y el puente ferroviario, sino un poco más río abajo, casi debajo del Štéfanikův Most. Al momento de mi visita, tenían dos cubiertas funcionando, con trabajos en progreso en la terraza.

Si vienen solamente, o principalmente por la cerveza, les aconsejo ignorar la cubierta superior con el restaurante, no porque haya algo intrínsecamente malo con él, sino porque las cervezas son servidas en porciones de 0,4l. Vayan abajo, a la pivníce, en donde cuestan lo mismo, pero vienen en jarras de medio litro, como Dios manda.

Es bastante lindo ahí abajo, la verdad. No hay demasiada decoración y no van a tener vistas al casco histórico de Praga, pero las ventanas están casi a nivel del agua y mirar el tráfico fluvial pasar tiene su onda. También van a estar rodeado de los tanques de fermentación y acondicionamiento (el equipo de cocción está arriba) y el efecto es muy agradable. El único detalle que no encaja del todo son las dos teles grandes en rincones opuestos del salón, pero cuando estuve las tenían sin sonido y eran fáciles de ignorar.

Teniendo en cuenta la ubicación, el precio de las cervezas es muy razonable, con un promedio de 40 CZK por el medio litro de las tres birras full-time. Pero ¿son buenas?

Legie, la Desítka de la casa, fue la primera. ¡Excellente! Es todo lo que se puede esperar del estilo: limpia, idea para la sed, con sabores suaves pero no aburridos; el tipo de cerveza que te hace decir “¡La Puta, que vale la pena estar vivo!” y también preguntarte quién podría querer tomar una Imperial Passionfruit Grätzer (o lo que sea que esta semana esté de moda) en lugar de esto. Es bastante parecida a la de Únětice, para ser sinceros, lo cual no es sorpresa, el encargado de la elaboración trabajó bajo la batuta de Honza Lumbert, Maestro Cervecero de Únětice. Estaba tan buena que tuve que pedir otra.

Valoro cuando una microcervecería hace una buena Desítka. Hay muchas que no se molestan porqque no son rentables, según me han dicho. La diferencia de los costos de producción con una Světlý Ležák es casi nula y los propietarios creen que no hay la suficiente gente dispuesta a pagar el precio que deberían cobrar, y no pocos prefieren hacer una 11°. Los de Loď Pivovar, sin embargo, parecen no ver ningún problema y cobran 37 CZK por el medio litro, 2 CZK menos que Republika, su 12°, que fue mi siguiente cerveza.

Se veía, olía y sabía igual que Legie, un poquito más corpulenta, quizás, pero era difícil encontrarle una diferencia real. Una pizca más de Saaz no le habría hecho daño, creo. Igual me gustó, pero me dejó con la duda de si no me sirvieron la misma cerveza que antes. Creo que voy a tener que volver para estar seguro.

Hasta ahí todo bien. Estaba muy contento con lo que había tomado, pero…

Monarchie es el nombre de la 13° Tmavé. Empieza muy bien, con un buen bocado de café pituco de filtro fuerte con algo de chocolate disuelto, pero después de unos tragos todo se vuelve inexplicablemente chato, como si alguien le hubiese echado agua al café cuando miraba para otro lado, y para el final de la jarra sentía que tomarla era una especie de compromiso contractual. Otro ejemplo de por qué una muestra de cata no es suficiente para evaluar adecuadamente una cerveza más allá de lo estrictamente técnico.

Cerré la visita con Remorkér, otra 12° Světlý Ležák. El precio era una joda, y no de las buenas. El de Republika es 39 CZK, esta estaba a 52 CZK, por una cerveza de la misma categoría y estilo pero con pero con una pequeña diferencia en la composición de las mezclas de malta y de lúpulo. Estoy seguro que los lúpulos Kazbek son más caros que los ŽPČ, pero no como para subir los costos un 30%. Eso no habría sido tanto problema si la cerveza hubiese estado buena. No estaba buena. Era combinación impía de lechuga, saborizante artificial de miel y lúpulos viejos. Horrible, la verdad. Había también una Weizen, pero la ignoré, tenía otra cita etílica ese día.

A pesar de los dos tropezones, el balance es positivo. Me gustó mucho el lugar, el entorno y el ambiente que genera, y en serio me encantó esa Desítka, que por sí misma es suficiente para hacerme querer volver. Solo queda esperar que la consistencia no sea un problema.

Na Zdraví!

Loď Pivovar
Dvořákovo nábřeží – Štefánikův most – Kotviště číslo 19
50°5'36.381"N, 14°25'36.018"E
+420 773 778 788 – rezervace@pivolod.cz
Dom-Jue: 11:30 – 23, Vie-Sáb: 11:30 – 24

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