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Y el ganador es....

Como dije entonces, el mes pasado empezó con todo. Ya desde el primer día Pivovarský Dum nos dio ofreció el interesante experimento que fue la Quinoa, una lager saborizada un pseudocereal sudamericano del mismo nombre. Una cerveza muy frutal, refrescante y agradable. Al día siguiente, se pudo tomar en Pivovarský Klub la soberbiamente excelente y maravillosa Rambousek con miel de castaña, cerveza que ya gano un premio en este espacio y que lamentablemente, hasta noviembre no vamos a poder disfrutar de nuevo. Pero la cosa no terminó ahí. El mes fue muy intenso, hubo mucho más.
Julio fue espectacular en términos cerveceros. Es casi imposible elegir.
La Svijany Ritýř se merece un premio Por qué? Para empezar, es una cerveza muy buena, como dije antes, es la cerveza que tomo en casa; y fue la cerveza de cabecera en el Pivní Slavností de la cervecería de Bohemia del Norte. Aún en el ambiente del festival, con un día de mucho sol y calor, con la cerveza ridículamente barata, con comida deliciosa, esta dvanactká sin pasteurizar nos pedía que la disfrutemos, que gocemos cada trago, y que claro, nos pidamos otro vaso. Otras cervezas hubiesen sido sólo un buen acompañamiento para un día hermoso, ésta no, hasta nos hizo hablar de ella.
Pero entonces qué de la kouřové y zazvorové de Chýně? Dos cervezas que, en especial la primera, me fascinaron (la kukuřičné no se quedó atrás tampoco). Cervezas que nos demuestran lo creativos y valientes que son los maestros cerveceros de las microcerverías checas.
Mi otro yo me codea y me pide que no me olvide de la Oldgott Barrique del Pivovar U Medvídku en Praga. Una cerveza fermentada en barriles de madera, que en la cervecería se puede tomar tirada directamente del barril. Es una cerveza simplemente excelente que pronto tendrá su nota dedicada.
Pero creo que el premio se lo tengo que dar al nuevo producto de Pivovar Broumov. Las de Chýně son divinas pero vaya uno a saber cuándo serán elaboradas de nuevo; la Oldgott es casi mágica, pero es de esperarse en una cerveza elaborada en barricas de madera. Ahora, la Opat Bitter me voló la cabeza como hacía mucho que una cerveza no lo hacía. Broumov es una cervecería que sabe hacer buenos productos, pero con la Bitter se pasó. Como su nombre en inglés lo indica, es amarga, BIEN amarga, con sabores casi cítricos que explotan en el paladar. El sabor es bien persistente, pero a la vez agradable, una cerveza que uno no puede parar de tomar. Brillante.
Ahi nomás también se quedaron la Primátor Polotmavé Special, una semioscura de 13° que ya había probado en botella, pero que en su versión tirada me encantó, y que le pasa el trapo a la Master 13°.
Fueron tantas y tan buenas las diferentes cervezas que tomé en julio... Ojalá, todos los meses sean así.
Na Zdraví!!

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