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¿Se acuerdan del libro de Alan y Max?


”'Tiempo de mierda!” Gruñó al entrar, pasando una mano por su pelo mojado como si esperase poder secarlo de esta manera.

Saludó al grifero y encontró una mesa libre cerca del bar. No hizo falta pedir la cerveza. Se había materializado con un “¡tump!” para cuando se sacó la campera y la bufanda. Al observar el jarro de medio litro frente a él, decidió que el clima ya no le importaba un carajo, nada ya le importaba un carajo. En lo que a él respectaba, el mundo entero se podía ir a la mierda de la manera que vea más conveniente, y para dejarlo bien claro se bajó casi un tercio del vaso con un largo sorbo y lo puso de nuevo en la mesa con un “¡tump!” todavía más sonoro.

El primer sorbo de la primera cerveza del día. Ese placer sin adulterar, libre de la huevada reinante. De éso se trata la cerveza. Ésa es la verdadera esencia de la cerveza. Una entrada en su blog empezaba a escribirse a sí misma en su mente cuando notó una cara familiar entrando y quejándose del clima. Tal como él lo había hecho.

“¡Hey, Alan!” Dijo Max con una media sonrisa. “¿Como estás?”

“Mejor ahora. ¿Qué estás tomando?” Alan sacudió la lluvia de su sobretodo.

“Cerveza, ¿qué más?”

Alan sonrió.

Como si hubiese estado esperando por ese pié, el grifero tumpeó una pinta justo frente a Alan mientras él se sentaba. Vasos fueron levantados y ya no más palabras fueron dichas. Era ahora el turno de Alan de entrar en su propia comunión con el primer sorbo de la primera cerveza del día. Inmediatamente se relajó, exhalando sus preocupaciones.

“¡Una Ale de las más lindas que he tomado!” Declaró con la más completa satisfacción, chupando la espuma de su bigote.

Max se sorprendió. “¿Lo qué? ¡Esto no es una Ale! ¡Tiene 'lager' escrito en todos lados! ¡No podría ser más lager incluso si quisiese!” Max habló con un ligero toque de irritación y luego procedió a escurrir las últimas gotas de su jarro antes de tomar uno nuevo y lleno que le habían traído y se lo mostró a Alan para que pueda ver cuántas veces lager estaba escrito en la cerveza.

“¿Cómo puede ser esto una lager? ¿Te olvidaste la boca?”

La discusión empezó a tomar calor. Palabras como “notas”, “retrogusto”, “sensación en boca” fueron usadas. Luego fueron revoleadas de un lado a otro como bolas de nieve. Pronto la cordura, inteligencia y conocimiento de ambos fueron liberalmente puestos en duda.

El grifero los observaba con la más absoluta incredulidad. Tarados, pensó. Dos tipos aparentemente normales discutiendo de manera tan acalorada por algo de tan poca importancia. Para él, y seguramente para el resto de la gente en ese pub, era sólo cerveza. Por qué complicarse tanto, se preguntaba.

Pararon, cada uno guisándose en sus propios jugos.

“¡Puta madre! ¿A quién le importa?” dijo Alan apurando una sonrisa.

“Tarados. Éso es lo que somos.” Max ya no pudo aguantar la risa. El grifero sonrió y asintió mientras limpiaba el bar.

“Es increíble el peso que todos le damos a estas boludeces.” Max continuó, mirando a su alrededor. “Mirá a la gente acá. ¿A vos te parece que les importa? Estoy seguro que hay más de uno que no sería capaz de reconocer una planta de lúpulo incluso si les creciese desde el orto. ¿Y crees que no están disfrutando de sus cervezas? ¡Mierda que sí! Y quizás más que nosotros, porque no están derrochando tiempo o energía discutiendo sobre cosas sobre las cuales no tienen ningún control. Están disfrutando la cerveza por la cerveza en sí misma y esta cerveza no es el centro de sus universos en este pub, es sólo otra parte del todo. Y los entiendo. Te digo una cosa,” y con un tono casi conspirativo, dijo: “Por esta cerveza ni siquiera cruzaría la calle, pero sería capaz de cruzar toda la ciudad para tomarla ene este pub.”

Alan – entendiendo que no sería prudente interrumpir a Max en medio de una diatriba – se limitó a escuchar, aprendió algunas malas palabras nuevas y tomó su cerveza. Una vez que el argentino se detuvo para atender el llamado de su jarro, el canadiense decidió tirar un poco de leña al fuego de la diatriba. Después de todo, todavía tenía sed y no tenía intención de interrumpir la discusión.

“Vi un pub acá a la vuelta con unas cervezas bastante interesantes.”

“Ah, sí,” se mofó Max. “Ese lugar. ¿Estuviste alguna vez ahí? Tiene la atmósfera de la sala de espera de un dentista. No voy a discutirte sobre las cervezas, son muy buenas, mucho mejor que ésta.” El segundo jarro desapareció, diestramente reemplazado por un tercero. “Pero sabés una cosa, si bien la verdad siempre está en el vaso, la cerveza es mucho más que eso.”
El fragmento que acaban de leer son las palabras que abren el libro que Alan hemos estado escribiendo juntos desde enero. Está casi terminado, le falta solamente pulir algunos detalles. Su título de trabajo, que puede o no ser el definitivo es, en inglés, “The Unbearable Nonsense of Craft Beer – A Rant in 9 Acts” (La Insoportable Sanata de la Cerveza Artesanal – Una Diatriba en 9 Actos).

2013 no ha sido un año fácil para ninguno de los dos. Fue jodido a veces encontrar el tiempo, la energía y el humor adecuado para sentarse a escribir, continuando el relato en donde el otro lo había dejado, pero fue divertido, muy divertido, y en cierto modo, un tanto adictivo; originalmente habíamos planeado unas 30.000 palabras, pero creció hasta casi 50.000. Era muy fácil dejarse llevar una vez que empezábamos a escribir; la estructura narrativa que elegimos darle – un viaje surrealista en el espacio-tiempo continuo a donde y cuandoquiera que sea que la cerveza decida llevarnos – nos permitió irnos un poco al carajo a veces – después de todo, hablamos de cerveza.

Lo que nos propusimos lograr con este libro quedará bien claro a cualquiera que lo lea. De hecho, creo que queda bien claro ya en el fragmento – impugnar el discurso cervecero imperante. En un nivel más personal, y creo que hablo también por Alan, quisimos retarnos a nosotros mismos como escritores. Escribir un libro requiere de una consistencia intelectual más sólida que para escribir unas entradas para el blog, que pueden estar temáticamente relacionadas, pero también separadas quizás por meses, sino años, ya que tarde o temprano te vas a encontrar con algo que te va a hacer rever tus opiniones, máxime cuando estás escribiendo con alguien cuya experiencia con la cerveza, y con la vida en general, difiere enormemente de la tuya.

Esto último fue para mí lo mejor de haber escrito este libro. Sigo el blog de Alan desde hace ya más de seis años, hemos intercambiado algunos e-mails en tono amistoso, pero no mucho más que eso, así que no puedo afirmar que nos conocíamos bien. La idea de escribir el libro juntos fue suya (yo tenía otra cosa en mente), pero me encantó desde el vamos, y luego de casi un año de haber trabajado con él, no podría estar más satisfecho del resultado. No sólo el libro es un poco como una de esas raras cerveza elaboradas en colaboración que van más allá del engañapichangas marketinero para producir algo verdaderamente nuevo que muy probablemente ninguno de los socios habría podido hacer por sí mismos, pero creo que también he ganado un buen amigo en el proceso.

¡Puta! Me estoy poniendo demasiado sentimental. Estoy promocionando un libro.

Una vez listo, el libro será publicado en Kindle y algunos otros canales también, y empezaré a trabajar en la traducción al español que tomará el tiempo que tome (el fragmento de arriba fue especialmente traducido para esta entrada). Tendrá también un wiki asociado para que la gente sepa donde ir a putearnos (hacer amigos no fue uno de nuestros objetivos) además de otras pavaditas internéticas que nos permitan interactuar con los lectores de alguna manera u otra – uno de nuestros planes es seguir escribiendo cosas juntos.

Así que, estén atentos.

Na Zdraví!

PD: Acordamos con Alan publicar el fragmento, y nuestros comentarios al respecto, de manera simultánea, acá pueden ir a leer lo que mi compañero de aventuras tiene que decir.

Comentarios

  1. Ahoj Max,
    enhorabuena y energías para la traducción
    Besinos, Ra

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  2. ¡Qué ganas de ir corriendo al bar a tomarme unos cuantos vasos me dio esta historia! Una pena que estoy en período de abstinencia por culpa de una cirugía de vesícula Pero falta poco para el retorno. Y cuando esté apretando nuevamente el vidrio espumante me acordaré de esta imponente historieta.

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  3. Leo esto mientras estoy en el BierCab de Barcelona, degustando una Evil Twin Femme Fatale Brett, tipificada como Sour IPA. Una cerveza maravillosa. El bar está medio vacío, soso, sin ambiente (son las 5 de la tarde de un sábado de puente, la ciudad está muerta). Pero la cerveza me está encantando, y más con la tranquilidad que me rodea, francamente no necesito más.
    Creo que ya te lo he dicho alguna vez, pero me parece que lo que a tí realmente te gusta son los buenos bares, no tanto las buenas cervezas...yo por mi parte cruzaría la ciudad para tomar una buena ale o lager bien tirada en un mal bar pero no cruzaría la calle para entrar en un bar de puta madre que sólo sirva heineken o similar, salvo que el cuerpo me pida fiesta y no buena cerveza.

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    1. A cada uno lo suyo. Yo, si me voy a tomar la molestia de salir de casa y pasar más de una cerveza de mi tiempo libre (y limitado presupuesto) en algún lado, prefiero hacerlo en un lugar donde me vaya a sentir cómodo, en donde quizás me pueda sentar a charlar con alguien, ya sea conocido o no. En otras palabras, lo que me sucede cuando tengo que
      Kozel en U Černého Vola o las cervezas en Pivovar Strahov, Kozel casi siempre gana, a pesar de que si pudiese elegir sólo la cerveza, elegiría sin duda cualquira de las Sv. Norbert.

      Por supuesto, todo tiene sus límites, he estado en muy buenos boliches, pero con Staropramen y no me han dado ganas de volver.

      PD: Una de las condiciones sine qua non para que un bar pueda ser considerado "bueno", al menos en lo que a mí respecta, es que la cerveza esté bien servida.

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  4. Ahora estoy con una De Molen Alive & Kicking, IPA, sensacional. Puro goce.

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  5. Che, muy interesante la propuesta del libro! Puedo hacerle varias lecturas a ese fragmento, pero cuando tenga un poquitín más de tiempo le doy una lectura más profunda...
    Una cuestión formalista (dirás que boluda, y seguramente vas a tener razón) pero, yo usaría guiones de dialogo en vez de comillas (ej: —¡Puta madre! ¿A quién le importa?— dijo Alan apurando una sonrisa.). Será que estoy medio chicato y con las comillas me pierdo, habría que ver como quedan en un libro de papel (esto de leer por la pc no es lo mío).

    Yo estoy planeando un libro sobre cervezas. Hace mucho lo vengo planificando, pero por mis bocetos se acerca más a lo que sería una Crónica literaria. Donde plantearía algunas cuestiones sobre la cerveza, y sobre todo la cerveza en la Argentina. En algunas lineas que tengo por ahí justamente hablo de la Cerveza Artesanal. Que sea artesanal no siempre es sinónimo de calidad. Aunque he probado algunas artesanales muy buenas. También planteo eso de los bares. Soy algo ciclotímico en cuanto a los bares. A veces, si voy con amigos, me gusta un lugar bullicioso en el cual parlotear a gusto; pero a veces si estoy solo, me gusta ese bar tranqui donde uno pueda leer algún libro, y que el grifero (como lo llamás vos) te prenda una lucecita al ir cayendo la noche —para que leas mejor—, y luego de un par de pintas recorrer las calles nocturnas. Yo generalmente —si estoy solo con más razón— no como —más que algún maní eventual que te "regalan"— cuando bebo porque me tapa demasiado el gusto — No he encontrado gente que maride bien la cerveza que tira con la comida que sirve, al menos en mi ciudad.

    Una preguntita: "(...) al menos en lo que a mí respecta, es que la cerveza esté bien servida." ¿Qué entenderías vos por cerveza bien servida?.

    Un saludo!

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    1. No había reparado en el tema de los guiones (será que hace mucho no leo ficción en español), pero a lo mejor tenés razón. Voy a tenerlo en cuenta.

      En cuanto a tu idea del libro, dale para adelante, escribilo y publicalo. No tenés nada que perder y en español hace falta más literatura cervecera, en especial de tono crítico.

      Lo que yo entiendo por cerveza bien servida, se desprende un poco de la máxima cervecera checa "A la cerveza la cocina el maestro cervecero, pero la hace el hostelero". En otras palabras, temperatura adecuada - lo cual no deja de ser algo subjetivo - poca carbonatación visible, vaso limpio y bien enjuagado, líneas de dispensado bien mantenidas y, desde ya, cerveza en buen estado.

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  7. Lo del libro mola!
    Lo del libro a tres (o seis manos) mola mogollón! Pero me gustan las comillas, los parentesis i otros signos!
    Lo de servir no mola nada = No mola la esclavitud.
    Saludos
    Alex

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  8. Mi siguiente proyecto de libro estará lleno de globos, flechas,..., palabros nuevos,...
    Mi objetivo de ventas es 20 unidades, a 3 mil eur la unidad el primer año. Nos da para 3 años de negociacion para cobrar 21 nillones de eur.

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