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Pensamientos de Lunes


Interesante. Casi al mismo tiempo, dos blogs, uno yanki y el otro checo responden a la reacción del otro lado del mostrador a casi el mismo “problema”.

Jeff, en Beervana, ha estado conduciendo unas catas ciegas comparativas de lagers rubias de producción masiva. En una de ellas, las muestras de Stella Artois y Beck's resultaron estar azorrinadas (botella verde expuesta a la luz vaya uno a saber cuánto tiempo). Un tal Jack (que no tiene ninguna relación con ABIB, los fabricantes de esas dos cervezas) dejó un comentario diciendo que no era justo incluir en una cata una botella que puede haber sido maltratada.

Mientras tanto, en estos pagos. Pivníci publicaban los resultados de su encuesta sobre botellas PET1. Al final del artículo nos cuentan que han recibido indignados e-mails de dueños o maestros cerveceros quejándose de que sus cervezas habían sido evaludas en en formato PET y no de barril en tal o cual hospoda.

La respuesta tanto de Jeff como de los Pivníci puede resumirse en “si estás sabés que el envase puede ser un problema ¿por qué mierda vendés tu cerveza así?” Y no podría estar más de acuerdo. Para mí, una birra no se termina de hacer sino hasta que llega a mi vaso o hasta que pago por la botella en un negocio2. Por lo tanto, es responsabilidad de la empresa elaboradora cuidar de que sus productos lleguen al consumidor en las mejores condiciones posibles. Lamentablemente, ya sea por falta de voluntad o de recursos, muchos son los productores que no se hacen cargo del control de calidad una vez que las cervezas abandonan la fábrica, dejando todo en manos del interés, las ganas y la capacidad de terceros.

Esto me hace acordar a algo que leí ya hace un tiempo en el blog de Alan (¿o fue en el de Stan?) sobre una de las primeras definiciones de “cerveza/cervecería artesanal”. Ya me he olvidado de los detalles (y no tengo ganas de buscar el artículo, quizás su autor será tan gentil de dejar el enlace), pero más o menos establecía que artesana aquella cervecería que, entre otras cosas, solamente vendía directamente al consumidor a fin de no arriesgar la calidad de su producto. Y tiene mucha razón, incluso con muy buena voluntad y grandes recursos, cada vez que un elaborador deja su producto en manos de un tercero, lo único que puede hacer es esperar que esa persona le de el cuidado adecuado, cosa que a menudo no sucede.

Pero no seamos fundamentalistas. Una cervecería es, primero y principal, una empresa, y como toda empresa, su razón de ser es la de generar ganancias para sus propietarios, lo cual es muy difícil lograr sin asumir riesgos y sin algo de transigencia hacia algunos ideales3. Es difícil estar en contra de ello, después de todo, sin esos empresarios que han asumido esos riesgos y transigido esos ideales no sería posible disfrutar de la variedad que muchos tenemos la suerte de disfrutar hoy.

Por otro lado, es también cierto que algunos de esos empresarios son los mismos que se llenan la boca diciendo que ellos representan a la verdadera Cultura Cervecera, de que lo que los motiva es la pasión y el amor por la cerveza, no el dinero. Todo mientras alegremente envían sus productos a través de países, continentes, mares u océanos, muchas veces sin filtrar ni pasteurizar, claro, porque eso significa comprometer la calidad y es contrario al idea de artesanalidad.

Claro que nadie hoy día debería sorprenderse al enterarse que una buena parte de la composición del discurso de las personas que quieren nuestro dinero es verso del más alto octanaje. Aunque, parece que hay no pocos ingenuos de este lado del mostrador más que dispuestos a creer este tipo de boludeces y difundirlas.

Hablando de boludeces de este lado del mostrador. Simon Johnson el otro día compartió un video que es una joya, “Sh!t Beer Geeks Say”. ¡Brillante! ¡No tiene desperdicio! Máxime porque creo que la mayoría de nosotros, en más de una ocasión, hemos dicho alguna de esas pelotudeces.

Esto me lleva a un muy buen artículo que leí el otro día, 15 Things Craft Beer Fans Think (But Nobody Says). Aunque algunas de esas cosas son específicas del ecosistema cervecero yanki, otras pueden ser aplicadas perfectamente a cualquier país (a lo sumo, ajustando algunos detalles), y que hasta he tratado en este blog, por ej. acá y acá.

Esto, y otras cosas que he leído en los últimos meses me me han hecho pensar si no estamos viendo una tendencia hacia una dosis de cinismo saludable y razonable del tipo que “Cerveza Artesanal”, como toda marca, se merece. Y a lo mejor, esta tendencia se esté empezando a derramar al otro lado del mostrador.

En su perfil de Twitter, la micro argentina Nuevo Origen dice “Hacemos buenas cervezas, no nos va el mote de cerveza artesanal.” Es marketing, sí, pero es marketing con huevos. La etiqueta Artesanal es a menudo usada para justificar ineptitud, precariedad y falta de profesionalismo. Con “buena cerveza”, sin embargo, no hay donde esconderse, lo cual demuestra, por parte del elaborador4, una gran confianza en su producto.

¿Y no es justamente esto lo que todos, absolutamente todos queremos en realidad, “Buena Cerveza”? “Artesanal”, “Gourmet”, “Boutique”, “De Autor” son solamente etiquetas vacías que a lo sumo hablan más del productor que del producto. “Buena” es la única etiqueta que deberíamos querer comprar y apoyar.

Sí, micro-macro, de aquí-de allá, independiente-corporativa son elementos a tener en cuenta hasta cierto punto. Pero, en lo que a mí respecta, ni de cerca tan importantes como “Buena”. Solo aquel elaborador que es capaz de ofrecerme “Buena” (o como mínimo “Bien Hecha”, ya que “Buena” puede ser algo muy subjetivo) puede empezar a hablarme de todo el resto, de otro modo, mejor que se calle.

Na Zdraví!

1 Soy comprador más o menos habitual de cervezas en botella de plástico. Para mí, el problema no está tanto con el material del envase (que tampoco es el ideal), sino con la manera en que las botellas son manipuladas en los comercios, y lo mismo podría decir sobre las botellas verdes. De hecho, más de una vez me ha pasado comprar en un supermercado cerveza echada a perder, incluso en botella marrón.
2 La verdad que lo del vaso también podría aplicarse con las botellas compradas en negocios, pero tampoco vamos a ser tan estrictos.
3 No se refiere acá a ideales morales o éticos, o a creencias, sino al concepto de un modelo perfecto.
4 He intercambiado algunos e-mails con Marcelo Braga y me da la impresión de ser un buen tipo. No conozco sus cervezas, pero me gustaría.

Comentarios

  1. Mira... sin proponernoslo, temas convergentes. Me gusta la aportación de Alan (¿o Stan?) de que cerveza artesanal solo podría considerarse si no hay intermediarios. Es un buen planteamiento, que lo reduce a la proximidad y al contacto directo. Ojala se expanda hacia eso el debate de hoy en nuestro blog.

    De momento sólo has comentado tú, jejeje. Si nadie más se anima, aunq el debate lo reservamos a los lectores, me tocará dar MI opinión.

    Un abrazo

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    Respuestas
    1. El problema con esa definción es que sigue hablando más del productor que del producto, aunque, por otro lado, es un productor que sí tiene un mayor compromiso con la calidad de ese producto.

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    2. El asunto de la responsabilidad de los productores sobre sus productos es un tema muy interesante que va mas allá de la calidad y están asociados a algunos aspectos legales. Es importante saber que esta responsabilidad puede ocurrir en cualquier punto en el proceso de fabricación o distribución de un producto. Consecuentemente, el fabricante, el mayorista y el vendedor del producto pueden compartir la responsabilidad sobre el producto, tanto por defectos originales como por aquellos adquiridos (salvo negligencia explícita o sabotaje). En este sentido, los “artesanos” deberían tener mucho cuidado con la cadena de distribución, no solo por garantizar la calidad de su producto hasta el consumidor final, sino también por los aspectos legales que esto involucra.
      En cuanto a la calidad en si misma, mas allá de la subjetividad y la dialéctica que hay tras esto, me gusta pensar en que se trata de algo dinámico y no estanco; y que, apostando a la buena voluntad de los productores, estos tenderán a mejorar continuamente la calidad de sus productos. En esta línea de razonamiento, me auto cuestiono sobre cuán estricto debe ser uno al momento de evaluar o establecer calidad de un nuevo producto, me refiero a que no es lo mismo un producto que tiene 1 o 2 años que aquel que lleva 10 años en el mercado (cualquiera fuese)… La evolución del producto es muy importante, pero la apreciación sobre este asunto no es igual desde el punto de vista del consumidor que del productor y quizás al ser estrictos y medir con una sola vara uno castiga proyectos incipientes potencialmente buenos… Este análisis es absolutamente cuestionable (es afín con algunos de esos chamuyos marketineros artesanales) desde muchos puntos de vista, sin embargo la buena voluntad, esfuerzo, honestidad e inteligencia en conjunto deben ser premiadas (no soy religioso ni nada que se le parezca), aunque solo fuese con un poco de templanza a la hora de dictaminar calidad. Claro que el engaño, el chamuyo y la viveza suelen emular a las otras virtudes y si hay algo que no me gusta, es ser tomado por estúpido, o sea, ante la duda… la mas tetuda… perdón, la de mejor calidad.
      Victor

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    3. Tenés mucha razón en lo que decís con el tema de la responsabilidad. Sin embargo, más allá de los aspectos legales que bien comentás, la responsabilidad última sigue cayendo sobre el productor que, en teoría, es el que decide cómo y a quién le va a vender su producto.

      Por supuesto sucede que, y más cuando se habla de una empresa que recién empieza, cada mango que entra viene bien, y es algo más que comprensible. Pero al mismo tiempo, tienen que atenerse a las consecuencias y asumir el riesgo de que sus cervezas pueden estar hechas mierda cuando llegan al consumidor, y que muchas veces, el consumidor lo culpará a él, y no sin razón.

      TEnés también razón con el tema de la calidad. Yo creo que nadie con un mínimo de realismo en su cabeza espera que un tipo que recién empieza a hacer cerveza comercial sea capaz de sacar algo del nivel de, digamos, Schneider, Chouffe o Fuller's. Lo que se le exige, o debería exigírsele, es profesionalismo y respeto por el consumidor. El profesionalismo, por otro lado, implica en sí mismo una búsqueda constante por mejorar la calidad del producto, de los procesos y de la eficiencia de la empresa. Lamentablemente, hay muchos que montan una empresa (a veces en negro, ese es ya otro tema) y siguen elaborando con mentalidad de homebrewer.

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    4. Creo que confundís unas cosas con otras. Una cerveza jamás es, en sentido estricto, artesanal. Una producción "artesanal", es, por definición, algo "puramente mecánico".

      Pienso que en cerveza, se está utilizando ese mensaje para decir algo así, como "yo no soy un buitre de una gran empresa, produzco poco, lo cuido y lo ofrezco...". Pero no es más que una etiqueta.

      Y la aportación de la proximidad me parece ridícula. La distribución no afecta al hecho de que algo sea artesanal o no.

      Una cerveza es una cerveza, de la misma manera que la música es música la grabe un amigo tuyo en tu habitación o la venda una multinacional. Lo que sí puede ser artesanal es un instrumento musical. Un violín de cuatro siglos, subastado y que ha pasado por mil dueños sigue siendo artesanal, si lo fue en un principio.

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    5. Josetxo,

      Yo no creo que realmente existe algo que podamos definir como "cerveza artesanal". Es una marca, para mí, las cervezas, por ejemplo de Matuška no son más artesanales que las Gambrinus, la diferencia (más allá de las específicas de cada una de las cervezas) es la escala en la que están producidas y las políticas y objetivos comerciales de cada una de las empresas que hacen estas cervezas.

      Lo que me gustó de esa definición de "cerveza artesanal" es que el cuidado de la calidad está por encima de todo. Solamente un productor que vende directamente al público es capaz de garantizar la calidad de su producto. Entonces, si tal como nos dicen, el interés principal de los "Cerveceros Artesanos", como ellos han decidido llamarse, es la calidad, la cultura cervecera y la mar en coche, y no el dinero, deberían vender sus cervezas solo directo al consumidor.

      Sin embargo, "venta directa al público" no deja de ser también una política o estrategia comercial. La cerveza va a seguir siendo elaborada con los mismos procesos industriales.

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  2. Exacto. Menos chorradas y más calidad.

    ¡Salud!

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  3. Para variar estoy de acuerdo.
    Estoy más de acuerdo con el baron de la birra.
    Cualquiera puede exportar, solo hace falta un cliente distribuidor con interés.
    Las pequeñas crafts y brewpubs y cerveceros que van a ferias del mundo ofrecen lo mejor, el trato directo. He traido una cerveza que bebo y te ofreco aquí y ahora.
    Los consumidores que van a las fabricas de cerveza, grandes o no, son los consumidores perfectos. El concepto km 0 es ideal para competir con los oligopolios de la distribución mundial.

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    1. El problema con el modelo Km 0 es que, a menos que tengas un brewpub o una dirección privilegiada, no creo que genere las suficientes ventas como para mantener la empresa funcionando.

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