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Cultura de Hospoda


Necesitaba algo de inspiración, inspiración líquida, para la entrada de la semana pasada sobre el cumpleaños de Pilsner Urquell y el mejor lugar para encontrarla es una hospoda Pilsner Urquell de las buenas, lo cual me dio una excelente excusa para ir a una de las mejores, U Hrocha.

U Hrocha, un bolichón legendario en un callejón de Malá Strana, es una taberna chica, con dos salones separados por un pasillo, cada uno de ellos con apenas cuatro o cinco mesas largas. Es la esencia del minimalismo cervecero checo, no hace falta pedir las cervezas, vienen solas, traídas por alguien que parece le asignaron un limitado número de sonrisas al nacer y debe usarlas de manera muy juiciosa. ¡Pero quién necesita una sonrisa cuando se puede recibir un půl litr de birra perfectamente tirada antes de siquiera poder pensar en ello!

Fui al salón con el bar, siempre voy al salón con el bar, uno se siente algo segregado en el otro. Eran las 2.30, más o menos, y tuve suerte de encontrar un lugar libre. Uno de los aspectos de la cultura de hospoda checa que más me gusta es el de compartir la mesa con desconocidos, lo encuentro facinante. Una vez que me acostumbré a él, me empecé a preguntar por qué es casi un tabú en tantos países. Compartir la mesa con desconocidos te abre un mundo de posibilidades, tratás de adivinar qué es la persona que está sentada al lado tuyo, y la promesa de algo que gatille una conversasión siempre está ahí. Y como toda amistad siempre empieza en una conversación, estás permanentemente a la espera de esa cosa, que no sabés qué es, pero sabés que la vas a reconocer cuando, o si, se presenta. 

Así que ahí estaba yo, sentado al lado de un caballero cincuentón (?) que tomaba notas de un libro. No me fijé qué tipo de libro era, ni siquiera el idioma, estaba demasiado ocupado disfrutando del primer trago de la primera cerveza del día, sintiendo cómo mi organismo le da la bienvenida como si fuese un viejo amigo que no ves tan seguido como te gustaría cuando te lo encontrás de casualidad en la calle (o en un pub). También tenía que tomar notas, quería poner en orden las ideas para el artículo que me había llevado hasta ahí.

La pareja que estaba ocupando el otro extremo de la mesa pagó y se fue (¿eran una pareja? Podrían haber sido colegas, amigos, parientes, pero seguro que no amantes), sus asientos no habían terminado de enfriarse cuando una joven pareja asiática (Estos dos sí que eran una pareja) entraron mirando a su alrededor con algo de confusión. Muchos son los turistas que terminan en U Hrocha, es inevitable. Es divertido ver la reacción de muchos de ellos, al igual que con U Černého Vola, no saben que pensar del lugar y a menudo se dan vuelta y se van. Estos dos no se fueron, el barman señaló en dirección a la mesa en donde yo estaba sentado, indicándoles que podían ocupar los lugares recientemente desocupados. Se acercaron a la mesa con algo de reticencia, preguntando tímidamente si en serio podían sentarse. El caballero cincuentón (?) le dio la bienvenida en inglés y el Él de Estos dos dijo que no quería interrumpir nuestra escritura.

¡La promesa se había cumplido! La conversación empezó cuando El caballero cincuentón (?) dijo que no él no era un escritor, pero que no sabía si yo lo era. Estos dos, que resultaron ser de Indonesia (Java, si mal no me acuerdo) ya se sintieron más relajados. El caballero cincuentón (?), que resultó ser un expatriado holandés, dominó la conversación, era el tipo de persona que ha estado en todos lados, conoce a todo el mundo y tiene una opinión afable para todo, el tipo de persona a la que al principio mucho no le crees, pero después decidís que vale al pena creer sus cuentos, ya que después de todo, te has encontrado con gente todavía más rara en tabernas como U Hrocha.

Había ido a U Hrocha para tomar dos birras, terminé tomando cuatro. Podría haberme quedado para otras tantas de no ser por una cita que tenía en otro lado. Les deseé a Estos dos, que resultaron ser de Indonesia (Java, si mal no me acuerdo), una agradable estadía y me fui con la promesa de El caballero cincuentón (?), que resultó ser un expatriado holandés, que algún día, en alguna hospoda nos volveríamos a encontrar. Me sentía muy bien, mi fe en la humanidad había sido una vez más renovada.

Na Zdraví!

U Hrocha
50°5'21.12"N, 14°24'11.55"E
Thunovská 178/10 - Praha-Malá Strana
+420 257 533 389
 Lun-Dom: 12-23.30

Comentarios

  1. Y es por cosas así por las que yo prefiero beber la cerveza en los bares, sin duda alguna. Ambos (cerveza y bares) elementos socializadores como pocos.

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    1. Es por eso también que siempre digo que el bar es más que la suma de sus cervezas. Yo prefiero tomar una birra más o menos en un buen boliche, que una buena birra en un boliche más o menos.

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  2. En enero voy unos días a Praha y sin duda pasaré por U Hrocha. Dime Max ¿Qué hospòda recomendarías para ir a comer un buen veprove Koleno?

    Torete

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    Respuestas
    1. Me agarraste ahí, hace muchísimo que no como un koleno en una hospoda, pero por lo que tengo oído, el que sirven en Ferdinanda parece estar muy bueno...

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