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Ignorando al gigante, casi... (II)

Primera parte

Cuando llegué al final de la calle arbolada pude ver como se me espacaba el trolebús. Habría que esperar. Por suerte, no demasiado, y por suerte, había parado de llover, al menos por el momento.

Me bajé en el centro, en la parada Muzeum. Tenía que tomarme el tranvía 4 para llegar a mi proximo destino. Para ello tendría que caminar unos 400 metros cruzando Smetavý Sady. Un paseo que seguramente hubiese disfrutado mucho más si no hubiese empezado a llover de nuevo.

Para cuando había llegado a la parada del tranvía, justo frente a la imponente sinagoga de Pilsen, el sol había asomado, de nuevo. El tranvía 4 llegó rápido y en menos de diez minutos me dejó en la parada Sokolovská. Estaba ya a pocos metros de U Rytíře Lochoty.
Está lejos de Purkmistr no sólo a la distancia sino en concepto. Mientras que el hotel y pivovar abierto el año pasado grita a los cuatro vientos que allí se elabora cerveza, Lochoty, abierto en 2001, pero que parece más antiguo, es más bien una hospoda de barrio donde resulta que hacen cerveza. De hecho, al entrar por la puerta uno podría tener la impresión de haberse equivocado de lugar, ya que carteles de Gambrinus y Pilsner Urquell son lo primero que se nota en lugar de los clásicos alambiques de bronce.
Esto no significa que sea un lugar desagradable. Los salones salón son amplios y luminosos, con paredes agradablemente decoradas, las mesas no están hacinadas sino que hay bastante espacio entre ellas.

Los camareros de tienen también un estilo menos moderno que en Purkmistr. Pocas sonrisas y palabras, pero no por ello menos eficientes y atentos.

Pedí una 11° y un nakladaný hermelín, de golpe me habían dado unas ganas tremendas de comer el delicioso queso en escabeche. Ninguno de los dos se hizo esperar más de la cuenta.

La Jedenactká de U Rytíře Lochoty es de un dorado muy intenso, casi naranja. Con un aroma muy agradable, donde se mezclan a la perfección peras, hierbas y almíbar. Al tomarla, lo primero que sentí fueron notas frutales almibaradas, seguidas de notas de mandarina, lamentablemente, el exceso de gas llega a molestar un poco y vuelve a la cerveza un tanto pesada. El final no mejora demasiado las cosas, es amargo, con mucho potencial, pero deja un regusto azucarado no muy agradable. Quizás le falta fermentar. A 20Kc el medio litro, no está nada mal, pero podría ser mejor.
Terminé el hermelín, que sí estaba muy bueno y esperé que me trajeran la 14°. Tengo que admitir que mis expectativas no eran demasiado altas. Por suerte, estaba equivocado. La 14° es todo lo que la 11° quiere ser, y más. Prácticamente igual a la vista y muy parecida en los aromas, algo más acaramelados e intensos, quizás. El cambio, y mejora, se nota mucho más al tomarla. El cuerpo es más cremoso, las notas almibaradas adquieren algo más de protagonismo sobre la aún importante cantidad de fruta que baila en nuestro paladar. El final es seco, herbal y ligeramente ácido. Deliciosa, y curiosamente, más fácil de tomar que la versión más liviana. Todo por la módica suma de 24Kc, una verdadera ganga.
De nuevo tuve que resistir la tentación de quedarme y pedir otra 14°. A pesar de no encajar en el modelo de brewpub con el que estamos acostumbrados, U Rytíře Lochoty me gustó, me pareció un muy buen lugar para juntarse con amigos a tomar unas cervezas. Bien vale la pena.
Pero mi misión no estaba aún del todo cumplida. Me quedaba una parada más. Tenía que volver al centro, me esperaba LOTR...

Comentarios

  1. Max, dejá de poner los precios porque me vas a matar de la envidia... :)
    No podés tomar tan buenas cervezas y tan baratas!!!!! :)

    Lindo el lugar, pero me quedo con el de la primera nota. Me gusta más ese tipo de ambientación.
    El queso al escabeche debe estar muy bueno! no he visto un plato así por aca...

    Te digo que me cuesta todavía comprender del todo el concepto de los grados balling. Es una forma totalmente distinta a como se cataloga la cerveza aca.

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  2. Es tan lindo vivir acá!
    El relativo bajo precio de las artesanales se debe al sistema de impuestos internos sobre cerveza que funciona en Chequia. A menor volúmen, más bajo el gravamen, culminando con las microcervecerías que no lo pagan.
    La graduación balling (o plato, que es lo mismo) es simple. Identifica el porcentaje de azúcares en el mosto al iniciar la fermentación. Hay una fórmula dando vueltas que te da el balling basado en la gravidez original del mosto, pero no me la preguntes, porque no la sé.
    La razón por la cual se usa acá, es de nuevo, los impuestos. Claro que esto data desde la antigüedad. Cuanto más alto el grado balling, más se pagaba en impuestos, porque más grano se usaba. El ABV, nadie lo sabía entonces, pero sí se sabía que una cerveza de 14° balling era más fuerte que una de 11° (obvio).
    Hoy las categorías impositivas se simplificaron dividiéndose en cuatro, lehké, výčepní, ležák y speciál. Cada una de ellas con un rango balling.
    El mismo sistema, o algo similar se utiliza en Alemania y España, y seguramente en otros países.
    El nakladaný hermelín es un clásico de la hospoda. Uno de los snacks cerveceros que más me gustan acá. El hermelín es parecido a un brie, pero algo más suave. Se lo macera en aceite y condimentos. Se lo suele cortar al medio y para ponerle una pasta, muchas veces a base de ajo, antes de ponerlo a marinar. Cuando está bien hecho, es una delicia.

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  3. "Es tan lindo vivir aca!!!..." 100% de acuerdo ...
    otro buen dato, para seguir la estela de tu viaje a Plzen!!!

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  4. Que loco el tema de cobrar impuesto por los grados balling o la graduacion alcoholica de la cerveza... Definitivamente son mercados que están años luz de nosotros en materia de conocimiento de la industria.

    Max, que son exactamente las hospodas? son lo que conocemos como bares? bolichones?

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  5. En realidad, gravar la cerveza según su graduación balling tiene bastante sentido, porque lo que en realidad se grava es el grano usado. Que antes de encontrarse la manera de medir con exactitud el ABV, era el único modo de saber qué tan fuerte era el producto.

    Sí, la hospoda es como un bolichón, bodegón de barrio. Como en Argentina, donde suelen ser los mejores lugares para comer milanesas o tira de asado, etc a buenos precios, acá suelen ser los mejores lugares para tomar cerveza y comer guláš.

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  6. He visto la foto y me he dicho... ¡Hermelin!. ¡Ya conozco ese sabor!. Por cierto que de Praga, además de unas catorce cervezas, me he traído un Romadur. Adivina lo que vamos a hacer con él...

    Aún estoy poniéndome al día con muchas cosas y tengo bastante lío en casa, pero no tardaré en contar las experiencias de Praga.

    Buena pinta el sitio, lástima que no se pudiera visitar todo!

    Un saludo.

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