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Desembarque vikingo

Un par de semanas atrás tuve una más que agradable visita, Knut Albert, colega blogero cervecero de Noruega. Knut vino a Praga de viaje de negocios y como es su costumbre, decidió pasar un día extra para así poder explorar la escena cervecera praguense.
Llegó un domingo, lo pasé a buscar a su hotel y fuimos derecho a Zlý Časy para degustar las delicias de Plzeňský Kraj, de ahí nos fuimos a Pivovarský Klub a tomar un par de cervezas más y elegir unas botellas para llevar a Noruega.
Fue una tarde ideal para tomar excelente golden lager de bohemia, charlar sobre cervezas y pasarla muy bien. Es realmente notable el efecto que nuestra pasión cervecera tiene. Dos completos extraños, de edades diferentes, culturas diferentes, que nunca antes se habían visto pudimos pasar una muy agradable y extendida tarde con nada más, ni nada menos, que cerveza como excusa.
No voy a extenderme demasiado en la crónica del encuentro, si están interesados, pueden leerla en el blog de Knut, en esta y esta entrada.
Knut no vino con las manos vacías, trajo cinco muestras de cerveza escandinava, cuatro de su madre patria y una de Dinamarca.
Como la mayoría de nosotros, mi conocimiento de la cervecería escandinava estaba prácticamente limitado a Carlsberg, Tuborg (me estoy repitiendo?) y demás luminarias. Por supuesto que bajo ningún punto de vista consideraba éstos como buenos ejemplos de lo que se puede tomar en los países del norte. Mi curiosidad era bastante alta, no tenía idea alguna de lo que podía esperar. Confiaba en el criterio de Knut, estaba seguro que no había elegido lo primero que encontró en el supermercado de su barrio. Pero no tenía ningún parámetro con cual comparar a estas cervezas provenientes de una región con larguísima tradición cervecera, pero con una fuertemente eurolagerizada historia reciente.
Antes de ponerme a probar estas cervezas me di cuenta de lo bueno que es no tener ningún tipo de expectativas cuando se va a probar algo por primera vez, más allá de las factuales que se pueden leer en las etiquetas. Hace que la evaluación sea más objetiva, aunque siempre dependa del gusto de cada uno.
Empecé con el colado del grupo. Humle Fryd, elaborada por la cervecería artesanal danesa Bryggeriet Skands. Según lo que puedo entender de la etiqueta en danés, esta cerveza ha sido inspirada por la pilsner lager y dice estar elaborada con lúpulos Saaz. Me llegó en una botella de 25cl, lo cual tiene su motivo, ya verán. Es de dorádo pálido, con esponjosa espuma blanca tipo aviso de detergente para la ropa. Ya al acercar la nariz se puede uno dar cuenta que la etiqueta no miente. El floral aroma de los Saaz es lo que predomina dejando sólo lugar para algo de frutas dulces. Las frutas casi que brillan por su ausencia al tomarla, es seca al paladar, el lúpulo es lo único que pude sentir. Me gustan mucho las cervezas bien lupuladas, pero ésta en particular me pareció algo desequilibrada y con un cuerpo sospechosamente liviano para sus 5.5%ABV. No me terminó de convencer. Ahora, esta botellita provino de un vuelo de la SAS saliendo de Copenhaguen. Humle Fryd no se encontrará entre las mejores cervezas artesanales que he probado, pero en un gran paso adelante si la comparamos con las eurolagers en lata que suelen ser la regla en los aviones.
La siguiente fue la Aass Bock. Aass es una cervecería industrial, si mal no me acuerdo, entre las más importantes de Noruega. Como es de esperarse, el color es ámbar oscuro y presenta una espuma compacta ligeramente beige. El ABV se encuentra también en los parámetros típicos con 6.5%. En sus aromas sentí notas dulces que me hicieron acordar a vainilla y frutas. Al tomarla, sin embargo, se siente un agradable balance entre café tostado y frutas maduras. Linda cerveza para acompañar una tabla de ahumados.
Le llegó el turno a las artesanales. La primera que tomé fue la que más intrigó al leer la etiqueta. Romjul, de Haandbryggeriet una cervecería artesanal bastante interesante, por lo que se puede ver en su página web. La Romjul en particular es una cerveza de navidad elaborada con maltas de trigo y maltas Munich. Contrario a lo que es la costumbre en muchos otros lugares, la Romjul tiene sólo 4.5%ABV, lo que la podría hacer una cerveza de sesión. Y qué buena sesión que sería. Su color es ámbar oscuro, turbia, de espuma beige. No está filtrada ni pasteurizada y tiene una segunda fermentación en botella con carbonación natural, presenta sedimentos, pero en cantidad justa. En los aromas predomina una acidez frutal que intenta ocultar notas tostadas de carácter algo más áspero. Al tomarla me pareció simplemente deliciosa. Los sabores más suaves y atenuados del trigo se insinúan y contrastan a la perfección con las secas notas tostadas de las maltas Munich, todo mientras aparecen notas de regaliz y guindas en compota que terminan de redondear y dar carácter a esta brillante cerveza.
Le siguió Bøyla, de la cervecería Ægir Bryggeri. Según me contó Knut, la cervecería se encuentra en los fiordos noruegos, al final de un paseo muy popular con los turistas y explota la temática vikinga, como se puede ver en la etiqueta. Esta blonde ale, de 4.5%ABV es de un color durado intenso, algo turbia. En sus aromas sentí frutas tropicales y bastante levadura, que le daban un carácter similar a algunas Weizen. Al tomarla es bastante más seca de lo esperado, predominan los cítricos, es de cuerpo más bien liviano y muy refrescante. No es una cerveza que me haría ir hasta un fiordo a buscarla, pero seguro que me pondría muy conento si la encontrase luego de una larga caminata en terreno accidentado.
Cerré la ronda de cervezas nórdicas con la más fuerte de todas. La Ø Imperial Stout, de Nøgne Ø Bryggeri. Según la completísima información de la etiqueta, tiene un ABV de 9%, un IBU de 75 y está fermentada a 23°Plato. Una cerveza potente, al menos en los papeles. Y lo es también en la realidad, además de ser bastante robusta y corpulenta. Está elaborada con Maris Otter, cebada tostada Munich, avena, cebadas negas y chocolate, lúpulos Columbus y Crystal y levaduras Ale inglesas. Todo un guiso esta cerveza. Y qué negra que es! Al servirla parece café demasiado fuerte y espeso. La espuma es cremosa y casi marrón. A los aromas los sentí ligeramente ácidos con algunos matices de melaza y café. El sabor es de café bien fuerte y amargo, no espresso, pero de filtro. El alcohol se siente un poco, pero está muy bien integrado, no molesta sino que advierte, casi como un bien ubicado "beber con moderación" en un cartel o aviso. El final empieza con notas acarameladas, pero es el café tostado lo que nos queda de recuerdo. Una cerveza más que interesante, genial para una tarde de invierno junto al fuego. Me gustó mucho.
Gracias de Knut por haberme convidado con esta muy buena e interesante selección, pero más que nada por la visita y la oportunidad de habernos encontrado a compartir nuestra pasión. Espero que estés disfrutando de las cervezas que te llevaste de Praga.

Na Zdraví!

Comentarios

  1. Muy interesante esta colección de cervezas nórdicas! no tenía ni idea de que cervezas hay por esos pagos.
    Muy lindos colores en casi todas! (salvo la primera que parece la tipica lager insulsa) :)

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  2. Se hace mucha cerveza en esos lares. En Dinamarca solamente hay 150 cervecerías, de todo tamaño y en Noruega hay varias micros que tienen ganas de asociarse y empezar a operar como grupo con algún bar o negocio propio.

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  3. Te felicito por tu blog, muy interesante y educativo!
    Llegue a tu pagina por medio de El Universo de la Cerveza.
    Te invito (a todos los lectores mejor dicho) y me voy a tomar la atribución de añadir tu blog a mis links de interes.
    Saludos
    Renato

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  4. renato,
    gracias por tus comentarios.
    Estuve mirando un poco tu blog, muy bueno también.
    Saludos

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  5. Choque de gigantes cerveceros!

    Tampoco tengo la suerte de conocer demasiado, pero dicen que la escena escandinava de cerveza esta en plena ebullición y escuché muy buenos comentarios de Nogne.

    Excelente tu blog como siempre.

    Saludos.

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  6. Lo que escuchaste parece ser cierto, en especial en Dinamarca.
    En Noruega las cervecerías artesanales tienen un obstáculo muy grande en las leyes alimenticias, que ponen un límite al ABV que las cervezas pueden tener para ser vendidas en supermercados y restaurantes. A eso se le suma los costos de distribución en un país relativamente grande, como poco poblado como lo es Noruega. No me extrañaría que lo mismo se dé en Suecia.

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