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Cuando el Tiempo Está Lindo Pero las Birras No tanto

El tiempo estaba lindo y yo estaba de buen humor, el tipo de buen humor que te da ganas de ir a pasear, que fue exactamente lo que hice después de unas diligencias en Vysočany.

Mi meta, mientras caminaba por el parque Podviní, era un almuerzo barato con Svijany en U Rokytky, pero antes de eso se me ocurrió que sería buena idea hacer una escala técnica en Kolčavka.

Últimamente había oído a varias personas pegándole duro a este brewpub. Hacía rato que no iba, al menos un año, pero sus cervezas, si bien nunca memorables, siempre habían estado en el buen promedio, en particular su 11° Světlý Ležák, que nunca había decepcionado. Hasta hoy.

Cuando entré y encaré para el bar, la camarera/grifera hacía malabares con tres jarras debajo del grifo de Jedenáctka, que estaba haciendo más espuma que la boca de un perro rabioso masticando jabón. Gracias a estar parado ahí, mirándola, me dio el primer jarro que había logrado llenar a un nivel adecuado, que llevé afuera.

La cerveza se veía terrible, ¿o moderna, quizás? Parecía como que para el final de la fermentación primaria había dicho “¡Yo ya no soy Světlý Ležák, desde ahora me identifico como una NEIPA!” Y la maestra cervecera, o los dueños, temiendo quizás repercusiones, decidieron darle el gusto, dándole el correspondiente acondicionamiento. Y sabía todavía peor.

No es raro que las micro-cervecerías apuren algunas cervezas por tener capacidad insuficiente, en especial cuando las temperaturas empiezan a subir. Es algo que puedo comprender, pero no en este caso. Si tienen problemas de capacidad, quizás no deberían hacer tantas cervezas diferentes (había cuatro o cinco pinchadas ese día, al menos tres de las cuales eran Lager) o quizás no deberían distribuirlas a al menos dos otros bares en la ciudad y (según me han contado) a Makro. Aunque para ser justos, es posible que esté hablando pelotudeces y que el problema haya sido otro. No importa, no cambia el hecho de que la cerveza era una porquería.

Por suerte, el almuerzo en U Rokytky fue todo lo que esperaba y la cristalina Svijanská 12° expertamente tirada desde un tanque reparó el daño que la cerveza anterior había infligido en mi alma.

El tiempo seguía lindo y yo seguía de buen humor, el tipo de buen humor que te hace sentir ligeramente masoquista y, mientras (con el paso tan ligero como podía) cruzaba Libeňský Most, decidí darme una vuelta por Pivovar Marina Holešovice, que no había visitado desde el trabajo de campo para la segunda edición de la guía.

A diferencia de Kolčavka, nunca había tomado una cerveza buena en Marina Holešovice, a excepción quizás de la primera visita poco después de la inauguración. Pero habían pasado tres años y las cosas podían haber mejorado.

El boliche sigue siendo espectacular, de veras impresionante, lo suficiente como para sentarse adentro, al lado del bar, en donde pedí la Světlý Ležák de la casa.

Esta al menos se veía bien, casi límpida, con la más ligera turbidez; tal como debería verse una cerveza sin filtrar. Aun que se inclinaba un poco hacia lo soso, no había nada técnicamente mal que mis papilas puedan detectar y habría sido una cerveza competente de no ser por la ejecución. El único camarero atendiendo todo el lugar había tomado el jarro que tenía más cerca y sirvió la cerveza sin enjuagarlo y enfriarlo con agua fría. El resultado fue una cerveza que se calentó y perdió la espuma demasiado rápido y para el final parecía como si la hubiesen dejado en el bar por un par de horas. Claro, el pobre tipo estaba solo y tremendamente ocupado y se lo podría perdonar. ¡Las pelotas! Yo era el único cliente adentro del local y afuera no habían más de tres personas.

La sabiduría cervecera checa dice que “Sládek pivo vaří, hospodský ho dělá.” Lo cual es una gran verdad, existen innumerables ejemplos de cervezas buenas arruinadas por ineptitud en el almacenamiento, manipulación, dispensado o combinación de ello. Lo más molesto en este caso es que la persona que elabora la cerveza y la que la termina cagando trabajan literalmente una al lado de la otra. Aunque, para ser sincero, no me sorprendió demasiado y hasta me considero un poco afortunado, al menos esta vez no me sirvieron cerveza podrida. En todo caso, fue un buen recordatorio de por qué no conozco a nadie que le guste este boliche.

Na Zdraví!

Pivovar Kolčavka
50°6'29.813"N, 14°28'56.827"E
Nad Kolčavkou 8 – Praha-Libeň
+420 736 735 685 – spravce@pivovarkolcavka.cz
Lun-Dom: 11-23

Restaurace U Rokytky
50°6'23.05"N, 14°28'30.857"E
Nám. Dr. Václava Holého 7 – Praha-Libeň
+420 284 828 818
Lun-Sáb: 10-22, Dom: 12-22

Pivovar Marina Holešovice
50°6'21.808"N, 14°27'23.620"E
Jankovcova 12 – Praha-Holešovice
+420 220 571 183 – info@pivovarmarina.cz
Lun-Dom: 11-24
Trams: 1, 12, 25 – Maniny

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