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Una reunión


Es algo que nos debe haber pasado a todos. Tenés un amigo, uno cercano incluso. Lo conocés desde hace años y han pasado mucho juntos, pero, entonces, la vida los empieza a separar. No parece haber ninguna razón puntual para ello; los dos siguen viviendo en la misma ciudad y niguno ha hecho nada que pueda haber hecho enojar al otro. De hecho, es probable que ni siquiera seas capaz de especificar cuándo fue que la cosa empezó a cambiar porque no te diste cuenta sino hasta que tu amigo volvió un status update más en Facebook, y ya no te acordás de cuándo fue la última vez que se sentaron juntos a tomar una birra.

Eso es más o menos lo que me pasó con Primátor Weizenbier, en su momento, una de mis cervezas favoritas, y la primera Weizen con la que desarrollé una relación (y relación con las cervezas de trigo no podría haber empezado peor). Me encantaba, la tomaba seguido, pero por algún motivo u otro, no soy capaz de decir cuál, se salió de mi rotación habitual. Pensé en ella a menudo, pero, al igual que una llamada o un e-mail a aquel amigo, siempre dejé comprar una botella o ir a algún lugar a tomarla para otro momento más conveniente que nunca pareció querer llegar.

Hasta el otro día.

Estaba en Vršovice haciendo el trabajo de campo para mi libro. Neklid era el siguiente boliche en la lista. Era temprano a la tarde y el lugar estaba casi vacío. Entré pensando en tomar una Únětické Pivo. No fue sino hasta que me saque la campera y me senté que me acordé que ahí solían tener Primátor Weizenbier de barril (hacía mucho que no venía). ¡Y todavía la tenían! Pedí una, por supuesto.
¡Estaba buenísima! Fue como encontrarse con ese viejo amigo en un bar que habías olvidado era de sus favoritos, y ambos notaron la presencia del otro exactamente al mismo tiempo. Nos pusimos un poco al día, y me hizo sentir muy bien, los recuerdos me hicieron sentir bien. Cada trago me hizo acordar de porqué esta cerveza siempre me había gustado tanto.

Tomé dos, me habría quedado por varias más si hubiese tenido tiempo. Tal como lo haría con ese amigo, nos despedimos prometiendo que de ahora en más intentaríamos encontrarnos más a menudo. Y es una promesa que he cumplido; invité a Primátor Weizenbier a casa después de quién sabe cuánto tiempo. Me hizo sentir bien también.

Hmmm... Creo que tengo una llamada telefónica pendiente...

Na Zdraví!

Comentarios

  1. Muy bueno Max! Te mando un fuerte abrazo.

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  2. Vrsovice mola un montón. Cerquita de Neklid hay un restaurante vegano, Plevel, con Policka 11 y 12 y Herold de tigro. Al menos cuando estuve yo, porque acabo de mirar en su web y parece que ahora sirven Zemske Pivo. Ese barrio bien merece un capítulo de tu libro Max!
    Saludos,
    Torpedo

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    Respuestas
    1. Va a tener un capítulo porque es un barrio que me gusta mucho.

      En Plevel estuve y no me gustó demasiado, pero me gusta que los herbívoros tengan un lugar donde poder pastar con buena cerveza

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    2. Si no fuera por la oferta cervecera yo no habría entrado nunca. Calculo que cada semana debo de comer mi propio peso en filetes, salchichas, embutido, etc. Pero la verdad que allí me comí unos espaguetis con tomate y algo que parecía carne picada pero que no lo era, y me gustaron mucho. Y Policka 12 sin filtrar, mmmmhhh... sobran las palabras.
      Saludos,
      Torpedo

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  3. Mola
    Quien llama por telefono?... Ahora... Sigue, sigue con la historia. Quien es el amigo? La cerveza?
    Recuerdo una persona con la que me lo paso bien solo de vez en cuando cuando me apetece y se mudó, solo cambió de sitio en el espacio una vez y tres en el tiempo. La cuarta vez temporal también me gustó pero comparar no mola.
    Alex

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