Ir al contenido principal

Desde la madre patria

No soy de los emigrantes argentinos que sienten nostalgia por el pais que dejaron atrás. No se me caen las lágrimas cuando escucho un tango y ni loco tomaría una Quilmes Cristal. No es porque esté avergonzado de mi nacionalidad, no creo que la nacionalidad sea motivo ni de orgullo ni de vergüenza porque no hicimos nada para obtenerla. Tampoco reniego de ella, por más asimilado que esté a mi vida checa soy y seguiré siendo argentino hasta el día que me muera.

Tampoco soy un refugiado político o económico, me fui de Argentina porque odiaba vivir en Buenos Aires. No hubiese tenido ningún problema en irme a vivir a otro lugar del pais (Mendoza me viene a la mente), pero Praga fue primera en darme la oportunidad y no lamento en lo más mínimo haberla tomado.

Una de las cosas que sí lamento es estarme perdiendo la revolución de las cervezas artesanales que lentamente se extiende por todo el territorio argentino. Antes de que me vaya la frase "cerveza artesanal" recién estaba empezando a oirse fuera de los círculos especializados. En ese entonces no era el entusiasta cervecero que soy ahora, y también tenía otras cosas en la cabeza, así que no le presté mucha atención. No fue sino hasta 2003, durante mi primera y todavía única visita a Buenos Aires luego de haberme mudado, que probé una cerveza artesanal argentina. Para entonces ya estaba bastante malcriado por las cervezas checas y hasta la celebrada Warsteiner me pareció algo insulsa. Pero esa cerveza oscura que tomé en una pizzería de San Telmo, cuyo nombre no recuerdo, me gustó. Pero allí prácticamente termina mi experiencia con las cervezas artesanales argentinas. Hoy, lo único que puedo hacer es seguir el desarrollo de la movida gracias al excelente blog de la Logia Cervecera.

Se imaginan entonces el entusiasmo cuando mi amiga Claudia me trajo cuatro muestras. No sabía qué esperar en lo que respecta a la calidad. Claudia me confesó que de cerveza no sabe nada y, como sucede en todos lados, en Argentina se puede encontrar de todo, desde lo muy bueno hasta lo intomable. Solamente había hasta entonces probado dos muestras de Green Belly, una de las cuales estaba contaminada, la otra, una APA, me había gustado mucho.
Empecé con las dos de Rako, que como Claudia, son de Tucumán, una provincia al noroeste del pais. Abrí primero la Pilsen Rubia Ale (?). Saben la (poca) importancia que le doy al tema de los estilos, pero si alguno de ustedes tiene ganas de gritar que si la cerveza es Ale, no puede ser Pilsen, le voy a dar la razón, es lo mismo que dije yo (pero en voz baja). Después me puse a pensar: Puede acaso ser que la cerveza fue elaborada con la misma receta que una Pilsen, incluyendo el macerado con decocción (triple?), y luego se le agregaron levaduras ale? Esto podría haber sido un interesante tema de debate si lo que tenía en el vaso (que es lo único realmente importante) hubiese sido mínimamente interesante, pero no lo fue.
Es de un dorado pálido, algo turbio y burbuja fina subiendo del centro del vaso. Me hizo acordar un poco a Duvel. En el aroma se nota más que nada grano y algo de fruta, quizá pera. El cuerpo es muy ligero para una cerveza con 5,5%ABV. El sabor es más bien dulzón, más similar a una cerveza de trigo que a una Pilsen, el final es corto y ligeramente ácido. El amargor apenas asoma, como de compromiso, para que no digan que no se presenta al trabajo. Floja cerveza.

Terminada con la rubia, me fui hacia la Brown Negra (qué será con los cerveceros artesanales argentinos y su mal uso del inglés, o debería decir tilingo?). También con 5,5%ABV, de color ámbar oscuro con destellos ocres, poca espuma, algo beige. Al aroma es suave, café dulce y algo de manzanas acarameladas. En el paladar predomina el caramelo, con algunas notas de chocolate y vejez (no creo que haya estado demasiado fresca). El final es de una acidez que gana fuerza a medida que se vacía el vaso. Deja un gusto azucarado no del todo agradable.
En fin, ni una ni otra me convencieron. No me parecieron del todo logradas y también bastante aburridas. Esto último lo entiendo. Los cerveceros artesanales argentinos son forzados a ajustar sus cervezas a los gustos del mercado, que no son de lo más sofisticados. Esto no sólo pasa en Argentina, también se da en Chequia, el maestro cervecero de U Medvídku me contó una vez cómo tuvo que bajarle el tono al lúpulo de la OldGott debido a las quejas de varios parroquianos; y seguro que los cambios en la última edición de la especial de navidad de Sv. Norbert se deben a lo mismo. Aquellos que tenemos paladares algo más inquietos sufrimos y nos quejamos, pero somos minoría y las cervecerías son un negocio.

El Bolsón es una localidad al norte de la Patagonia, y es para la cerveza argentina lo que Žatec es para la cerveza checa, o sea la región con los lúpulos más apreciados. También es de los primeros nombres que recuerdo asociados con el término "cerveza artesanal". De hecho, según la página web, la cervecería funcina desde 1984. Como si esto no fuese poco, las dos muestras que tenía pintaban muy interesantes. Negra Ahumada con 6,2%ABV y Negra especial XXX de Invierno con un potente 8,1%ABV. Cervezas que no son exactamente para el consumidor promedio.
Lamentablemente no puedo juzgar a ninguna de ellas. Estaban rancias. En el aroma dominaban notas a sidra y polvo y la acidez del sabor no las hacía más interesantes (como a veces sucede), sino bordeando lo intomable. La fecha de vencimiento indicaba noviembre de 2008. No esperaba encontrarme con una Ratcliff Ale, pero con sólo tres meses vencida la cerveza ya estaba tan pasada? Otro problema que parece aquejar a muchos cerveceros artesanales argentinos. Una vez que sus productos dejan la cervecería, pierden todo control sobre ellos y muchas veces terminan en lugares donde no se les da el cuidado que requieren.
Estos dos tropiezos no me desalientan. Me gustaría poder seguir probando cervezas artesanales argentinas. Quién te dice, a lo mejor, alguna que otra puede ser que aparezca en Praga en un futuro cercano. Esperemos que sean mejores que estas cuatro.

Na Zdraví!

Comentarios

  1. Que raro y super interesante al mismo tiempo es verte escribir sobre cervezas artesanales argentinas! Que pena que justo las dos que te llegaron bien no son de lo mejorcito y las otras dos que recuerdo haberlas probado hace mucho y me gustaban llegaron mal...
    Ojalá algun día contemos con tu visita de nuevo por el país para llevarte de ronda a tomar buena cerveza! Y que nos digas que tan cerca o lejos estamos de la calidad de los checos.

    Me mató el comienzo de tu nota... casi me muero de risa... jaja... por vos sabes quien ;)
    Y gracias por tenernos como referentes en el país!

    ResponderBorrar
  2. Para la apertura no me inspiré en el Dr. Me inspiré con esos dos avisos de Quilmes año 2000-2001, uno sobre un flaco en Praga y otro sobre un flaco en Berlín. Buenísimos ambos. Y también en cosas que lei de argentinos viviendo en el exterior.

    ResponderBorrar
  3. Jajaja igualmente sin ánimo de ofender a nadie... pero el Dr es un cliché de argentino en el exterior... jajaja ;)

    ResponderBorrar
  4. Si termino por definir mis próximas vacaciones en Marzo en Praga me decís que cervezas querés probar y te las llevo, no me cuesta nada, pero te adelanto que le falta un poco de magia a la cerveza El Bolsón, si las comparás con una Amsterdam (son de lo mejorcito que se consigue acá a precio razonable).

    Tenés suerte estando allá, cada vez esto está peor y yo también me canso de Buenos Aires. Ayer me levanté, prendí la tele y estaban tirándose ladrillos a 5 cuadras de mi casa en Medrano y Sarmiento como si esto fuera Las Invasiones Inglesas...

    País generoso.

    ResponderBorrar
  5. Me gustaría probar algo de Antares....
    Muchas gracias...

    ResponderBorrar

Publicar un comentario