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De sanata marketinera y un par de conversos

El otro día recibí una casi sorpresiva visita de España, mi casi cuñado Dani y nuestro gran amigo Fernando, propietario de La Barraca, un bar cervecero como dios manda en Ávila, vinieron como acompañantes del representante español de la competencia Barman del Año que organiza Pilsner Urquell.

Todos fueron alojados en un lindo hotel en el centro de Praga, los llevaron a ver la mundialmente famosa y ya casi legendaria cerecería de Pilsen y les dieron de comer y beber hasta que les salía por las orejas. En resúmen, los trataron muy bien, y según me contaron, toda la organización fue impecable y muy cuidada; como es de esperarse de una empresa como Plzeňský Prazdroj, todos unos expertos en tema de marketing y RRPP.

Como lo son también en el arte de la sanata marketinera. Los estuve esperando en el lobby del hotel, todo vestido con los colores de Pilsner Urquell mientras iban a su habitación a buscar el equipaje y pude leer un póster donde se afirmaba que la cerveza se elabora con los mismos métodos que en 1842. Gran mentira. Para entonces aún no se usaban los fermentadores cilindrocónicos y la cerveza se fermentaba en piletones abiertos, tal cual se sigue haciendo en muchas cervecerías checas aun hoy día. La cerveza en 1842 tampoco se pasteurizaba, ya que el proceso no se inventaría sino hasta un par de décadas más tarde. A ésto se lo puede llamar progreso o evolución, para mi, aberración; sea lo que sea, no es igual que hace 166 años.

Pero lo peor fue cuando Fernando me cono que en una de las charlas con la gente de PU, el que hablaba (no me acuerdo quién era) tuvo el enorme descaro de afirmar, luego de que alguien le haya preguntado al respecto, que no había diferencia en el sabor de la Pilsner Urquel sin pasteurizar y la pasteurizada. Esto ya es una falta de respeto a la inteligencia de la gente, cualquiera que haya probado una Urquell nepasterovaná se da cuenta enseguida de las dimensiones de la mentira. Cuando un producto, cualquiera sea, es sometido a un proceso de pasteurización su sabor es afectado, es inevitable, la cerveza no es una excepción. Claro, la gente de SAB-Miller no quiere decirle a sus clientes extranjeros que el producto que reciben es de menor calidad que el que se puede tomar en muchas hospody en toda Chequia y no les queda más que recurrir a tan infantil mentira.

Cambiando el ángulo y el tono, el otro día paré por U Sadu. Hacía bastante que no iba. Ese día me había agarrado un antojo tremendo por Primátor Weizen y estando cerca, desvié mis pasos hacia allí. Grande, y agradable, fue mi sorpresa al ver que ahora también están tirando Svijany, más precisamente su 11°, Máz. Igual me pedí la Primátor y me senté a leer el libro que traía. Unos minutos más tarde dos hombres de unos cincuenta años se sentaron a un par de mesas. Uno de ellos pidió una nealko y el otro, de manera casi automática, una Pilsner. Sin embargo, cuando apenas el camarero se dio vuelta, este último preguntó "Co to je to Svijanský Máz?" (qué es esta Svijany?). El camarero entonces le explicó que era una lager rubia sin pasteurizar, y el cliente dijo que la iba a probar. Cuando le trajeron su půl litr y tomó el primer, y largo, sorbo su reacción fue immediata: "To je dobrý človeče!" (Hombre, que está buena!). Y cuando su amigo le preguntó que tal le gustaba la cerveza, insistió que "je to fakt dobrý!" (está buena en serio). El segundo vaso no tardó en llegar.

Cabe aclarar que U Sadu vende la Svijanský Máz a 30CZK, más cara que la Gambrinus (25CZK) y al mismo precio que la Urquell. Una vez más queda demostrado que, en igualdad de oportunidades y condiciones, además de correctamente promocionadas (había carteles anunciando la novedad), las cervezas de las regionales le pueden dar muy buena pelea a las macros.

Más tarde ese día, paré en Zlý Časy. Estaban todavía con el minifestival y entre las cervezas que estaban tirando se encontraba la Imperial Stout de Anteňaka de Hrádec Králove. Bien negra, con notas de café y melasa en su aroma, al tomarla, café tostado que pasa a chocolatado y deja un agradable regusto tostado al terminar el trajo. Deliciosa.

Había un grupito de chicos de unos 20 años probando las diferentes lagers que había en oferta, buenas todas. Uno de ellos, al terminar su vaso, se preguntó qué podían tomar ahora. Honza, el dueño les propuso que prueben la Imperial Stout, advirtiéndoles que era algo distinto, pero que igual se los recomendaba mucho. Aceptaron la recomendación y me alegró mucho ver que la cerveza les gustó, en gran parte por ser algo nuevo y diferente a todo lo que habían tomado antes, pero ya eso es importante.

Los dejé a todos muy contentos con la firme esperanza que las cervezas nuevas que probaron el señor de edad media en U Sadu y los jóvenes en Zlý Časy hayan ayudado a abrir los horizontes cerveceros de cada uno. Quizás esta gente ahora empiece a buscar un poco más, quizás ahora, si ven algo que no conocen en el supermercado lo compren. Quizás no estamos tan solos en nuestra tarea de evangelismo cervecero....

Na Zdraví!

Comentarios

  1. yo en algun comentario te comente que u sadu tiraba svijany..
    a mis amigos los lleve minimo 3 veces a u sadu.. fue la hospoda que mas les gusto... de todas maneras.. ese lunes tambien lleve a mis invitados a zly casy.. las probamos todas... me gustaron solo un par.. la rozemberk y otra que me olvide del no,mbre... saludos..

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